TRABAJO COLABORATIVO
LIZETT ESTRADA ALARCON
Una de las finalidades de la psicología, es el conocer científicamente a
los seres humanos, para ello, observa su conducta, la estudia y estudia sus
condiciones.
La conducta humana puede definirse como todo aquello que una persona,
piensa, siente, dice y/o hace en relación al ambiente que le rodea.
Lara (2011) menciona que los principios que rigen la conducta humana son
tres:
●
Causalidad: toda
conducta es causada, obedece a una causa ya que, ante determinada situación,
nos comportamos de una manera y no de otra. Según este principio debemos buscar
la razón de esta diversidad del comportamiento en hechos anteriores y no en el
resultado o realización del mismo.
●
Motivación: toda
conducta está motivada por algo.
●
Finalidad: el
individuo persigue siempre un propósito con su comportamiento, de ahí que la
conducta del hombre puede ser interpretada.
En este sentido, la conducta humana es el objeto de la modificación de
la conducta, pero, ¿a qué se refiere esta modificación?
La modificación de la conducta representa uno de los ejes
característicos de la psicología, los procedimientos utilizados para entender y
cambiar el comportamiento humano pueden adoptar muy diversas formas ya que esta
se centra en algún aspecto de la conducta humana y describe una manera de cambiar
el comportamiento.
La modificación de la conducta es el área de la psicología interesada en
el análisis y el cambio de la conducta humana, lo que desde luego implica el
identificar la relación que existe entre lo que acontece en el medio ambiente
de la persona y una conducta en particular, lo anterior con el fin de
comprender por qué dicha conducta tiene lugar.
Cabe destacar que cuando se habla de “modificación”, ello significa el
desarrollo y aplicación de procedimientos que ayuden a las personas a cambiar
de forma positiva su conducta.
El presente trabajo escolar pretende, a manera de ensayo, hablar acerca
de dos temas: las investigaciones sobre modificación de conducta llevada a cabo
en diferentes países y el surgimiento y expansión de la terapia conductual.
Terapia Conductual
La terapia
conductual que conocemos actualmente ha cambiado enormemente a la que se
observaba en sus inicios, aunque su evolución sorprende a muchos, esta se ha
desarrollado conservando sus principios básicos de ciencia.
Este
modelo terapéutico se caracteriza por contener diferentes estrategias, técnicas
y conceptos teóricos apegados a la metodología científica comportamental,
basando su trabajo investigación experimental, el condicionamiento clásico y
operante, así como también de las teorías modernas del aprendizaje (Franks,
1993).
Al
referirnos a los autores, encontramos que la terapia conductual gira en torno
del comportamiento humano y el proceso de adquisición de la conducta, el cómo y
el por qué.
Una de las
mejores definiciones sobre el tema es la expuesta por el profesor de psicología
en la Universidad de Maudsley Hans Eysensk (Franks, 1993), quien en 1964
definió a la terapia conductual como “el
intento de cambiar el comportamiento humano y la emoción en forma benéfica
según las leyes de la moderna teoría del aprendizaje” (Yates, 1970, p. 113),
Una manera
de definirlo con nuestras propias palabras es que la terapia conductual es el
medio a través del cual la psicología encontró un camino para generar cambios
en el comportamiento humano a través de procesos de aprendizaje enfocados en
hábitos (aumento, disminución y extinción).
Antecedentes de la terapia conductual
La terapia
conductual es el producto de la unión del conductismo y la psicología
experimental que surgió en contraparte a los modelos psicodinámicos que
predominaban a inicios del siglo XX, con la llegada del conductismo se llevaba
a cabo el estudio de los procesos psicológicos al plano científico, empleando
la investigación en espacios controlados y bajo protocolos del enfoque de la
ciencia.
Este tiene
sus orígenes en Rusia iniciado por Sechenov y seguido por sus alumnos Pavlov y
Bechterev, quienes trabajaron en laboratorio el estudio de las respuestas
neurofisiológicas, cuyos resultados generaron una serie de procedimientos
experimentales empíricos que permiten comprender la relación existente entre
estímulo- respuesta
Ivan M.
Sechenov (1829-1905), considerado como el padre de la fisiología rusa,
investigó acerca de los fenómenos psicológicos empleando la experimentación
objetiva. Su trabajo unificó la investigación neurofisiológica y la psicología
planteando la existencia de una conexión entre estos y los fenómenos
psicológicos (Kazdin, 1983). En su obra Los
reflejos del cerebro (1866) afirmó que “toda conducta, tanto voluntaria
como involuntaria, era totalmente refleja” (Sechenov, 1866, como se citó en
Kazdin, 1983). Sus descubrimientos lo llevaron a la conclusión de que la
conducta surge como resultado de estímulos externos, pero también internos,
teniendo su origen en pensamientos, imágenes o recuerdos.
Él exponía
que la conducta se desarrollaba con base en el aprendizaje, a través del
proceso de asociación, donde la continuidad en determinados estímulos y
respuestas generan actos habituales e involuntarios (Kazdin, 1983). Su trabajo
fue pionero en el condicionamiento y la reflexología. Su aporte en el campo de
la psicología fue colocar a esta dentro del laboratorio, empleando métodos
científicos para dar respuesta a los fenómenos psíquicos de manera objetiva y
fundamentado empíricamente. Además, señaló la relación que existe entre
reflejos y el proceso de aprendizaje como parte fundamental de la conducta
humana.
Ivan P.
Pavlov (1849-1936), continuó con la investigación de Sechenov acerca de la
relación existente entre los fenómenos físicos y psíquicos. Sus pruebas con
perros y los reflejos al alimentarse (prueba de salivación al ser estimulados
por una campana antes de ser alimentados) permitió generar la teoría del
condicionamiento. Su obra se enfocó en la investigación de los reflejos condicionados,
en el desarrollo y eliminación de reflejos e indago en procesos de extinción,
generalización y discriminación (Kazdin, 1983).
Vladimir
M. Bechterev (1857-1927), siguió la línea de Sechenov y Pavlov centrando su
investigación en los reflejos en perros, pero a las respuestas los llamo reflejos asociativos, su
investigación lo llevó de las pruebas en
animales a humanos; consideraba que los hábitos eran resultado de una serie de
reflejos motores y la existencia de la relación entre estos y la conducta, por
ello pensaba en que los problemas psicológicos podían comprenderse de mejor
manera a través del estudio de los reflejos. Dicho postulado fue planteado en
su obra La psicología objetiva en 1913 (Kazdin,
1983). El interés en los trastornos psiquiátricos y el tratamiento de estos lo
llevó a fundar en 1907 el Instituto Psiconeurológico, lugar donde se investiga
tratamientos para atender la conducta anormal, deficiencias infantiles,
desórdenes adaptativos y antisociales, problemas de lenguaje y audición, así
como casos de niños con retraso.
Las
aportaciones de los tres investigadores rusos fueron un gran aporte en el campo
de la investigación de la conducta humana a través de sus teorías conductistas,
no fueron los únicos en retomar el tema, ya que, en Inglaterra, Europa y
América, ya habían comenzado a estudiar la conducta a través del uso de métodos
científicos a través de la llamada psicología
comparada.
En
Inglaterra George J. Romanes (1848- 1894) se enfocó en el estudio de la
conducta animal, plasmando sus hallazgos en su obra Animal Intelligence (1833), en la cual realizaba un análisis sobre
la conducta animal y los procesos mentales que interfieren en la conducta
humana. (Kazdin, 1983).
En
Alemania Jacques Loeb (1859-1924), crea el término tropismo o movimiento forzoso; este señalaba que la conducta animal
era resultado directo de los estímulos que recibe de su ambiente y no por
factores de conciencia. Relacionaba la memoria
asociativa a una respuesta similar a la planteada por Pavlov. (Kazdin,
1983).
En
América, el trabajo de Thorndike (1874-1949) desarrolló su investigación en
laboratorio estudiando la conducta en distintos tipos de animales enfocado en
la relación aprendizaje-conducta. Esta línea de trabajo también fue retomada
por Robert Yerkes (1876-1956) donde su investigación con animales se basaba en
la psicología comparada, agregando en su modelo de trabajo los métodos de
Pavlov sobre el reflejo condicionado. (Kazdin, 1983). Su modelo de
investigación tomó tanta relevancia que alcanzó una enorme popularidad
desencadenando el surgimiento de una serie de aparatos para el estudio de la
conducta animal y el aprendizaje, entre este encontramos los laberintos de
Small y la caja-puzzle de Thorndike.
Thorndike
trabajó con el aprendizaje de conductas a través de técnicas de recompensa y
castigo; las recompensas fortalecen una conducta y el castigo la disminuye, con
base en ejercicios de repetición se logra afianzar un aprendizaje y por ende
una conducta (Kazdin, 1983).
Watson
(1878-1958) creó en 1908 su laboratorio experimental, donde a través de su
estudio, concluyó que la psicología animal era una ciencia objetiva la cual
podía aplicarse en el estudio y comprensión de la conducta humana (Kazdin,
1983). Su trabajo tuvo influencia en el surgimiento del objetivismo en la
psicología, defendiendo su trabajo basado en la observación y rechazando la
metodología del estructuralismo y funcionalismo. Él señalaba que el estudio en
que la psicología debía centrar su atención es a la conducta manifiesta,
prestando su atención a los estímulos ambientales (E) y la respuesta (R),
creando la fórmula E-R. Watson plantea su trabajo en la influencia del
aprendizaje y el ambiente donde se desenvuelve el individuo (Kazdin, 1983).
El trabajo
de estos investigadores sentó las bases para nuevas teorías de aprendizajes,
claro está que todas aplicaban los principios metodológicos del conductismo de
estímulo-respuesta; entre estas resaltan las propuestas por Hull, Tolman,
Guthrie, Mowrer y Skinner, quienes diseñaron técnicas de modificación
conductual.
Guthrie
(1886- 1959) tenía una perspectiva muy similar a la de Watson acerca del
aprendizaje como resultado del emparejamiento de un estímulo con una respuesta,
pero para las recompensas podrían ser un medio para modificar una conducta,
produciendo un des aprendizaje, generando una nueva respuesta distinta a la
respuesta que surgía previamente. Con esto, se confirmaba el trabajo en
técnicas para romper con hábitos o erradicar conductas no aceptables (Kazdin,
1983).
Tolman
(1896-1961) señalaba que la conducta era propositiva, había un propósito,
objetivo o intención, él utilizó una medida en variables intermedias, que son
procesos presentes entre un estímulo y una respuesta, las cuales podrían ser
una manipulación ambiental y la conducta. Sostenía que la conducta es el resultado
de condiciones específicas en las cuales los organismos aprenden significados y
desarrollan cogniciones ante los estímulos para alcanzar un propósito. Su
trabajo tuvo gran influencia en la modificación de conducta y la conducta
adaptativa (Kazdin, 1983).
Clark Hull
(1884-1952) trabajó en desarrollar la teoría hipotético-deductiva de la
conducta, la cual pretendía ser un medio para predecir la conducta. Para esto
se apoyó de las variables intermedias de Tolman señalando la relación que
existe entre estímulo y respuesta, las cuales podían explicar, deducir y
predecir conductas. El investigador señalaba que la respuesta era producto de
un impulso el cual generaba un aprendizaje, un hábito que permitía predecir
conductas el cual podía a la larga predecirse (Kazdin, 1983).
Expansión de técnicas de modificación conductual
El trabajo de investigadores como Watson, Rayner, Dones y Mowrer,
fincaron las bases de la modificación conductual a través de los principios del
aprendizaje, esta línea teórica abrió paso a una nueva generación de
investigación enfocada en el diseño de étnicas especializadas el generar
cambios conductuales en el ámbito clínico aplicables en programas de
intervención terapéutica.
El interés en la aplicación de estrategias enfocadas en lograr modificación
conductual se expandió a diversos países, por ejemplo, Sudáfrica, donde el
investigador Joseph Wolpe es reconocido como el creador de la técnica de
desensibilización sistemática, proceso terapéutico empleado en sesiones
terapéuticas para atender distintos trastornos psicológicos (Kazdin, 1983).
Esta técnica tuvo su origen gracias a la investigación experimental
realizada por Wolpe, la cual se centró en atender gatos a los cuales se les
había producido neurosis experimental, era a estos a los cuales se les curaba a
través de procesos secuenciales que reducían de manera gradual el nivel de
ansiedad que presentaban, para ello se empleó el debilitamiento del vínculo
existente entre un estímulo y una respuesta de ansiedad (inhibición recíproca),
esto se lograba aplicando en las situaciones ansiógenas el emparejamiento con
una respuesta inhibidora de ansiedad (Kazdin, 1983).
El éxito en pruebas en animales permitió avanzar a la aplicación del
mismo principio, pero en humanos. En este, Wolpe primero jerarquizó las
situaciones ansiógenas a las cuales se les instalaron respuestas inhibidoras
para lograr el emparejamiento (Kazdin, 1983). Para facilitar este proceso el
investigador se apoyó de una técnica de relajación muscular creada por
Jacobson, solo que la modificó para ser aplicada en las sesiones terapéuticas,
reduciendo los tiempos de entrenamiento. Esta terapia era complementada con
procesos de imaginería que consiste en la creación de escenarios imaginarios a
través de los cuales se integrarán de manera gradual estímulos ansiógenos y se
irán tratando uno a uno los elementos jerarquizados inicialmente.
Esta técnica fue bien aceptada gracias a los excelentes resultados que
se alcanzaron en el tratamiento terapéutico con pacientes que presentaban
distintos tipos de trastornos psicológicos. Entre las ventajas del uso de esta
técnica, encontramos que requiere de pocas sesiones para obtener resultados
positivos, además de ser una herramienta útil para atender una amplia variedad
de casos clínicos psicológicos.
La técnica
de Wolpe se basó en procedimientos de experimentación en laboratorios, lo que
permite observar su trabajo con validez y sustento, su metodología permitió
unificar la psicología experimental y la psicología clínica.
La expansión de la investigación y creación de técnicas también llego a
Europa, ejemplo de esto lo podemos observar en Inglaterra, país donde
encontramos a uno de los equipos de investigación más destacados en el campo de
terapia conductual el grupo del hospital de Maudsley, quienes desarrollaron
técnicas terapéuticas que se emplearon en el tratamiento de trastornos
psicológicos (Kazdin, 1983).
Es en este periodo cuando la psicología clínica da un salto enorme, esto
debido a que la psicología tradicional de la época ya no era suficiente para
abordar el tratamiento de distintos pacientes, dicho proceso fue encabezado por
los investigadores Eysenck y Shapiro, quienes concordaron en la idea de que el
psicólogo clínico debía tener un nuevo enfoque y metodología que no se limitara
solo a la evaluación a calificaciones obtenidas a través del uso de tests
(Kazdin, 1983).
Shapiro expresaba que esta forma de intervención era insuficiente, que
debía adoptarse un enfoque más científico, permitiendo al psicólogo plantear
hipótesis sobre la etiología de una conducta y el posible tratamiento a
emplear. Su enfoque permitía unificar la psicología experimental y la
psicología tradicional (Kazdin, 1983).
Si bien ambos investigadores compartían la idea de adoptar un enfoque
científico no lo visualizaban de la misma manera, con esto hago referencia a
que cada uno lo aplico de manera distinta, por ejemplo, Eyseck investigaba la
modificación conductual aplicando intervenciones grupales, mientras que por su
parte Shapiro empleo tratamientos clínicos de manera individual (casos únicos).
Estas formas de investigación diferentes, ofrecieron grandes aportes
para la investigación en el campo de la modificación conductual, Shapiro
desarrolló intervenciones de modificación conductual individualizada, enfocando
su atención a las necesidades específicas del paciente; Eyseck por otro lado
trabajo en intervención conductual generalizado (Kazdin, 1983).
Entre las técnicas aplicadas en el tratamiento terapéutico de trastornos
psicológicos desarrollados en el hospital de Maudsley encontramos el de Meyer
(1957), quien atendió casos de pacientes que presentaban miedo a espacios
abiertos, cerrados o a las multitudes. Este investigador empleó técnicas de
aproximaciones progresivas al estímulo ansiógeno, este proceso se realizaba a
través de tareas o actividades graduales (Kazdin, 1983).
Otro
investigador que realizó su estudio en este hospital fue Yales (1598) quien
trató a pacientes con tics, para esto empleó técnicas de práctica negativa, la
cual consiste en repetir en diversas ocasiones la conducta a eliminar, esta
acción se repite a través de diversas sesiones en las cuales se espera el
paciente adquiera control de estos movimientos involuntarios al grado de
reducir poco a poco su aparición involuntaria.
Del otro lado del mundo también hubo un gran avance en la investigación
y creación de técnicas de modificación conductual aplicado en el campo clínico,
por ejemplo, las técnicas de práctica negativa, la terapia aversiva y la
terapia de reflejo condicionado.
Dunlap fue el creador de la denominada terapia negativa, una técnica
terapéutica empleada para eliminar hábitos indeseables a través de un proceso
de repetición dirigido a modificar una conducta, ya sea aumentando una respuesta,
no ejerciendo influencia en una respuesta o disminuyendo una respuesta. Dicha
técnica consiste en realizar de manera voluntaria la conducta a eliminar de
manera repetida, este proceso de repetición continua busca romper con la
respuesta habitual y por ende con el hábito indeseable al mismo tiempo que
desarrolla un nuevo hábito nuevo, pero con una conducta deseable o aceptable.
Esta técnica ha sido empleada con éxito en el tratamiento de pacientes que
presentan problemas de tartamudez, masturbación y homosexualidad (Kazdin,
1983).
Voeytlin y Lemere desarrollaron la terapia aversiva como un proceso
terapéutico para tratar casos de alcoholismo, su técnica se basa en generar una
asociación aversiva hacia el problema a tratar, esta acción se basa en los
principios básicos del condicionamiento clásico, la reacción aversiva podía ser
gustativa, olfativa o táctil, y era aplicado en tratamientos relativamente
breves (pocas sesiones). Esta técnica tuvo mucho éxito como método de
modificación conductual y fue empleado en el tratamiento de diversas adicciones
o conductas dañinas (Kazdin, 1983).
La terapia de reflejo condicionado fue creada por Salter, quien basó su
trabajo en las teorías de Pavlov y Bechterev sobre excitación, inhibición y
desinhibición y su conexión con el origen de conductas desadaptativas.
Retomando estas ideas teóricas expuso que el origen de estas conductas viene de
la existencia de un desajuste entre la inhibición y la excitación, generando
una inhibición excesiva, por ende, el objetivo de la terapia es suprimir las
inhibiciones y regresar al equilibrio la excitación. Esta técnica se basa en
que el paciente practique la expresión emocional en la vida cotidiana y en la
interacción social, para complementar este proceso se enseña al paciente a
relajarse y a evocar imágenes agradables y positivas como recurso de apoyo para
afrontar y reducir la ansiedad (Kazdin, 1983). En este proceso se va enseñando
al paciente nuevos comportamientos ante situaciones cotidianas.
El conductismo
de Pavlov, Thordike, Skinner, Hull, Tolman y muchos más fueron las bases para
el conductismo contemporáneo, su transición desde inicios del siglo XX la
actualidad ha sido constante, pero siempre conserva sus principios de
psicología experimental, apegada a los lineamientos de la ciencia.
Pero,
¿cómo ha sido este proceso?, ¿cómo esta corriente teórica sigue vigente en la
actualidad?, ¿cómo ha logrado adaptarse a las necesidades de una sociedad tan
cambiante y sus técnicas terapéuticas siguen siendo empleadas con excelentes
resultados? Este es un tema que bien vale la pena desmenuzar, el conductismo lo
podemos desglosar en tres generaciones, a lo largo de su historia, periodo de
tiempo en el cual fue evolucionando, adaptando su metodología de modificación
conductual con base en las necesidades a atender.
Esta rama
teórica basó sus primeras técnicas en los principios del aprendizaje, lo que
generó técnicas de modificación conductual generalizadas, con esto quiero decir
que se empleaba el mismo procedimiento terapéutico en diversos individuos que
presentaban determinados patrones de conducta anormal.
Con el
tiempo se tomó otro enfoque para el tratamiento terapéutico, el cual se adapta
de mejor manera a atender las necesidades específicas de cada caso, creando
intervenciones más individualizadas, enfocadas en las características de cada
paciente, dicho de otra manera, podemos decir que es cómo realizarle un traje a
la medida, empleando técnicas seleccionadas a partir de sus necesidades.
La psicología
conductista se ha mantenido hasta la actualidad gracias a que no ha abandonado
sus principios básicos, Peña (2010) nos señala algunos de estos:
Inicialmente
el conductismo creo técnicas de modificación conductual basándose en los
principios de la teoría del aprendizaje moderno, pero con el tiempo, muchas
técnicas se han alejado de esta base teórica y se han inclinado hacia otras
corrientes, estas las podemos encontrar sobre todo en la segunda y tercera
generación del conductismo.
Cada
generación ha marcado bases importantes para el conductismo contemporáneo.
La primera
generación integra en su metodología de modificación conductual los principios
del aprendizaje, el análisis conductual aplicado y el neoconductismo medicional
(Kazdin, 1983).
En la
primera generación, se planteó que la conducta normal y anormal se genera y
mantiene por los mismos principios del aprendizaje. Las técnicas que surgieron
en este periodo son de exposición, desensibilización sistemática, técnicas de
condicionamiento operante y el biofeedback (Kazdin, 1983).
En la
segunda generación, se integran teorías importantes como la teoría de
aprendizaje social de Bandura, base del aprendizaje por imitación, agregando la
capacidad del ser humano de actuar a partir de sus intereses o motivaciones.
Entre las técnicas que se desarrollaron en este periodo encontramos la
desensibilización de autocontrol, el modelado encubierto, técnicas de
afrontamiento, técnicas de manejo de estrés o ansiedad, terapia de solución de
problemas, etc. (Kazdin, 1983).
La tercera
generación agrega al conductismo alternativas terapéuticas con esquemas de
multiplicidad de estímulo y contingencias, algunas técnicas desarrolladas en
este periodo son las contextuales, psicoterapias analíticas funcionales, terapia
de aceptación y compromiso y las mindfulness (Kazdin, 1983).
Como
podemos observar, el conductismo no se ha extinguido, ni tampoco es una
corriente ideológica anticuada, ha evolucionado a lo largo del tiempo,
adaptándose para tratar de manera terapéutica distintos problemas psicológicos.
Sin
abandonar sus principios científicos se ha abierto paso para mantenerse como
una herramienta ayudar a las personas, a través de sus diversas técnicas se
logra adquirir o aumentar conductas favorables, o en su caso reducir o
extinguir las desfavorables, es importante señalar que las técnicas
conductuales pueden aplicarse en adultos y en niños, en terapias individuales,
de pareja o grupales. Los éxitos de estas han permitido aplicar técnicas
conductuales en distintos ámbitos como lo es el clínico, organizacional,
educacional, de salud, etc.
Dentro del
ámbito clínico estas técnicas son idóneas para tratar fobias, conductas de
evitación, agresividad o ansiedad excesiva, trastornos donde el paciente no
tiene autocontrol de sus reacciones ante estímulos adversos. La base de muchas
de estas técnicas es brindar a los pacientes de técnicas que permitan afrontar
sus miedos, reduciendo molestias y haciendo las situaciones menos nocivas.
En las
técnicas desarrolladas en la segunda y tercera generación, encontramos
estrategias de imaginería, confrontación directa, técnicas de relajación o
meditación, etc. que, quizás los conductistas de primera generación, rechazaron
por su semejanza a las técnicas psicodinámicas, pero en realidad estas
estrategias son usadas con otro enfoque, sin alejarse de los principios del
modelo científico.
La terapia
conductual contemporánea maneja una combinación de procedimientos verbales,
acciones y métodos de corte multidimensional enfocado en hacer al paciente un
elemento cada vez más activo en el proceso terapéutico. Su línea de trabajo se
centra en la solución de problemas a través de la evaluación y la intervención
basados en datos y predicciones comprobadas, aplicables en un contexto clínico
(Franks, 1993).
Entre las
técnicas más conocidas encontramos la desensibilización sistemática, el
entrenamiento asertivo, economía de fichas y modelado, aunque existe una amplia
variedad de estrategias que aún están convirtiéndose progresivamente en
técnicas de terapia conductual (Franks,1993). Ahora es cada vez más común
encontrar terapias enfocadas en el autocontrol, las cuales tienen como objetivo
enseñar al cliente a modificar su propia conducta (Kazdin, 1983).
Investigaciones sobre modificación de conducta en diferentes países
La modificación de la conducta surge a raíz de las leyes del
condicionamiento clásico de Pávlov, la ley del efecto de Thorndike y los
trabajos de Watson sobre el conductismo. Hay dos formas principales de
condicionamiento, uno de ellos es el condicionamiento clásico, mismo que se
basa en un estímulo que provoca una acción; el otro es el condicionamiento
operante, este implica utilizar un sistema de recompensas y/o castigos para
cambiar una conducta.
La
modificación de conducta se fue desarrollando a partir de estas teorías puesto
que apoyaban la idea de que las conductas, de la misma forma en que se
aprenden, también pueden desaprenderse. Posteriormente se fueron desarrollando
distintas técnicas para eliminar o aumentar conductas.
Puede decirse
que cuando las técnicas basadas en la cognición hacen su aparición dentro de la
modificación de la conducta, se puso en marcha un movimiento de gran alcance
por parte de la Psicología. Existen diferentes técnicas tales como el refuerzo
tanto positivo como negativo, el modelado, el encadenamiento, la extinción,
(Albert, s.f.), la terapia racional emotiva, el entrenamiento en
autoinstrucción, la terapia cognitiva, el autocontrol (Kazdin, 1983), etc.
De esta
manera, se puede decir que, si bien las bases de la modificación de la conducta
ya están establecidas, actualmente, las investigaciones en este campo continúan
en todo el planeta, adaptándose a las diferentes problemáticas, situaciones y
contextos que surgen día a día en el mundo actual.
Por
ejemplo, en Europa, concretamente en España, la Universidad de Huelva publicó
en 2020 la edición de su revista Análisis
y Modificación de Conducta, esta es una publicación anual cuyo objetivo
principal es promocionar y difundir la investigación, así como el fomento de la
interdisciplinariedad en el campo de la Psicología clínica y de la salud. En
ella se presentó un artículo acerca de la propuesta de un programa de
tratamiento para dejar de fumar basado en la Activación Conductual (Sánchez et
al, 2020).
Dicho
programa tenía como objetivo el identificar actividades reforzantes naturales
vinculadas a las áreas de vida valiosas de las participantes e incorporarlas de
manera progresiva a su rutina diaria, esto con el fin de mejorar los síntomas
de depresión y ansiedad, y con ello lograr la abstinencia sostenida del consumo
de tabaco. Los resultados de la intervención indican que el programa tuvo un
efecto prometedor para reducir el consumo de tabaco en este grupo y puede ser
un recurso útil replicado en países de habla hispana, particularmente en
América Latina.
Cabe destacar que la activación conductual es una intervención
desarrollada inicialmente para la depresión que se enfoca en aumentar la
participación en actividades agradables, es así que los investigadores le dieron
un enfoque diferente a la intervención que, como ya se mencionó, en un inicio
se centraba en un tema diferente al de la propuesta.
La digitalización de las formas de entretenimiento, ha permitido que la
tecnología abarque también el universo de los videojuegos, lo que en tiempos
recientes se ha convertido en un campo de estudio de la conducta y la manera en
la que esta se modifica a partir de los contextos actuales, de esta manera, en
2019, en Francia, una investigación bibliográfica se propuso determinar cuáles
eran los efectos de los videojuegos en adolescentes a nivel emocional. En el
texto realizado por Fernández (2019), se describe cómo es que el uso de
videojuegos por parte de los adolescentes, genera una serie de efectos a nivel
emocional tanto negativos como positivos. Estos cambios emocionales llevan a
crear conductas de riesgo o a evitarlas, ya sean adicciones, trastornos,
sintomatología o ideas irracionales.
Además, la investigación explica que el tiempo de juego excesivo está
relacionado con el juego patológico y las adicciones a los videojuegos. Existe
una estrecha relación entre adicciones de conducta, tales como el abuso de
videojuegos o internet y con la adicción a sustancias, lo anterior desemboca en
una serie de “efectos negativos como una mayor desaprobación familiar y una
percepción de menor apoyo familiar, provoca efectos como la ansiedad,
depresión, conductas obsesivas-compulsivas, soledad, somatización,
psicoticismo, sensibilidad interpersonal” (Fernández, 2019, p. 5).
Latinoamérica también tiene su lugar dentro de la modificación de la
conducta. En Latinoamérica, la psicología y el conductismo llegaron a mediados
del Siglo XX y aunque el análisis de la conducta tuvo cierto desarrollo
importante en varios países como México, Brasil y Colombia, es complicado
afirmar que haya sido en algún momento la corriente principal, al menos en lo
que hace referencia al desarrollo del Análisis Experimental del Comportamiento,
en tanto que ciencia básica. Sin embargo, las versiones “aplicadas” llámense
Terapia del Comportamiento, Modificación de la Conducta, o Análisis Aplicado
del Comportamiento han tenido mayor éxito. Incluso, puede afirmarse que en
muchos centros universitarios se ha popularizado el llamado “modelo
cognitivo-conductual” que constituye un híbrido entre lo cognitivo y lo
conductual (Peña-Correal, 2016).
En la
época actual, el uso de internet representa una actividad común en la vida
diaria de la sociedad, ya sea como método de estudio, como forma de actividad
laboral o bien, como un medio para informarse o distraerse; en este sentido, el
uso de las redes sociales sin restricciones, puede desembocar en una adicción,
viéndose reflejado en la conducta de calidad de vida del usuario.
De esta
manera, en el año 2021, en Bucaramanga, Colombia, se realizó una investigación
que planteaba definir cómo es que las redes sociales influyen en los cambios de
conducta en los usuarios que utilizan las plataformas web en edades de entre 19
y 24 años (Barajas-Hernández y Pérez-García, 2021). En su trabajo, descubrieron
que, para los jóvenes usuarios, el internet representa un gran sistema de
comunidad en donde una de sus bases es la instantaneidad y libertad de
información que en la red encuentran.
Respecto a
su conducta, esta cambia ya dentro del mundo virtual, su capacidad de
relacionarse cara a cara se modifica dado que piensan que estas relaciones son
más problemáticas que las relaciones virtuales ya que estas últimas se acercan
más a lo ideal. Y, aunque parezca algo poco común, en muchos casos, los usuarios
de redes sociales “agregan a completos desconocidos con los que desarrollan
hasta lazos afectivos debido a las cosas en común que pueden tener, por ello la
forma en la que se hace el perfil en una red social es muy importante”
(Barajas-Hernández y Pérez-García, 2021, p. 193).
En ocasiones, parecería que ciertas cosas podrían difícilmente modificar
la conducta de manera negativa como por ejemplo la música, no obstante, en una
investigación realizada en Ecuador con estudiantes entre 13 y 17 años de edad,
fue posible observar que la música tiene un significado ambivalente sujeto a
dos polaridades naturalmente opuestas que en grados desmedidos son considerados
patológicos, en el caso de la alegría al llegar a alcanzar el nivel de
hipomanía y la tristeza el nivel de depresión. Parte de los objetivos del
trabajo demostró como la música influye en la conducta de los adolescentes y en
sus emociones como herramientas de socialización, desarrollo del apego
intrafamiliar y la modificación de la capacidad intelectiva (Romero-Urréa et
al, 2015).
De esta
manera, la influencia de la música en el ser humano en general es capaz de
modificar la conducta y el comportamiento, puede “hacer del agresivo un hombre
controlado, del depresivo un optimista, para hacerlo es necesario analizar qué
efecto produce en el sistema nervioso, es necesario experimentar cada uno hasta
encontrar la música que le produzca un equilibrio emocional” (Romero-Urréa et
al, 2015, p. 179).
Cabe destacar que en esta parte del mundo se cuenta con la Asociación
Latinoamericana de Análisis y Modificación del Comportamiento (ALAMOC), fue
fundada el 19 de febrero de 1975 en Bogotá, Colombia, reúne psicólogos,
educadores, médicos y otros profesionales interesados en el análisis
experimental y sus aplicaciones; tiene a su cargo la revista Aprendizaje y Comportamiento, además de
organizar los Congresos Latinoamericanos de Análisis y Modificación del
Comportamiento (Ardila, 2003).
Conclusión
La
conducta puede ser entendida como las reacciones del sujeto frente a la
interacción con su entorno, donde estas son los diferentes comportamientos que
la persona expresa, ya sea a nivel cognitivo, motor, fisiológico, social y/o
emocional y, en algunas ocasiones, esta puede significar una cuestión que busca
ser modificada.
Es aquí en
donde la terapia conductual y la modificación de conducta toman absoluta
relevancia. La modificación de conducta, implica la aplicación sistemática de
los principios y las técnicas de aprendizaje para evaluar y mejorar los
comportamientos encubiertos y manifiestos de las personas y facilitar así un
funcionamiento favorable (Garry y Pear, 2008, p.7).
Lo
anterior con el fin de que los individuos desarrollen sus potencialidades y las
oportunidades disponibles en su medio, optimicen su ambiente y adopten
actitudes, valoraciones y conductas útiles para adaptarse a lo que no puede
cambiarse.
Por su
parte, la modernidad requiere que la terapia conductual, trabaje de manera
cotidiana con temas en donde la tecnología esté presente, probablemente, las innovaciones
en este rubro incluirán un uso creciente de las intervenciones basadas en
internet y mecanismos de acción conductuales, sin dejar de lado los procesos
emocionales del ser humano y sus diversas maneras de expresarlos.
Finalmente,
es posible señalar que la terapia conductual contemporánea, está en el momento
de desarrollar un lenguaje contemporáneo centrado alrededor de los problemas
humanos, mismos que deben ser su eje articulador, esto como parte de su
expansión, diseñando intervenciones que aborden la complejidad de distintos
problemas en diferentes contextos sociales, sobre todo la terapia conductual de
tercera generación que reúne perspectivas terapéuticas constructivistas y
contextuales.
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